LA LLEGADA
En medio de la carretera sin saber donde ir.
Suena el teléfono…. ¿quieres viajar al norte?
Y horas más tarde me encuentro rumbo a un lugar cuyo destino desconozco.
Preguntamos por Dolores, familia Abanto, nos daban varias direcciones hasta que por fin una acequia nos condujo a casa de Doloritas, así quiero llamarla, su ternura es mayor que sus experimentados años, coqueta y con una sonrisa y voz delicadas como las flores silvestres. Los abrazos del encuentro son inevitables; yo la extraña del momento era incluida gracias a su amabilidad. Sus historias narradas con su peculiar forma de hablar son el complemento familiar a la hora de desayunar. Así puedo introducirme en un mundo donde pierdo la noción de la realidad, por momentos creo estar dentro de alguna página con historias de algún libro leído.
Su forma de querer es servirte la mesa en grandes proporciones y es una ofensa rechazarlo.
“Sírvete más” “Vamos come más”. Terminado esto y con una sobre mesa donde solo era receptora, se escuchan voces “vamos al mercado para preparar el almuerzo”
LA CONEXIÓN
El olor a leña y detalles rústicos hacen mis días completamente diferente. Estoy lista para conocer todo el lugar a pie: Las calles casi vacías y limpias, los árboles se mecen al ritmo del viento fuerte produciendo sonidos como el de las olas del mar cuando besan la orilla; mucho más allá los gallinazos sobrevuelan mi cabeza danzando en el cielo, un zorro en medio del camino siendo devorado por uno de ellos, las lagartijas verdes y rosadas, siendo estas últimas más escurridizas, ya que al parecer saben que son buscadas para preparar cebiche, comida propia del lugar.
En medio de la carretera sin saber donde ir.
Suena el teléfono…. ¿quieres viajar al norte?
Y horas más tarde me encuentro rumbo a un lugar cuyo destino desconozco.
Preguntamos por Dolores, familia Abanto, nos daban varias direcciones hasta que por fin una acequia nos condujo a casa de Doloritas, así quiero llamarla, su ternura es mayor que sus experimentados años, coqueta y con una sonrisa y voz delicadas como las flores silvestres. Los abrazos del encuentro son inevitables; yo la extraña del momento era incluida gracias a su amabilidad. Sus historias narradas con su peculiar forma de hablar son el complemento familiar a la hora de desayunar. Así puedo introducirme en un mundo donde pierdo la noción de la realidad, por momentos creo estar dentro de alguna página con historias de algún libro leído.
Su forma de querer es servirte la mesa en grandes proporciones y es una ofensa rechazarlo.
“Sírvete más” “Vamos come más”. Terminado esto y con una sobre mesa donde solo era receptora, se escuchan voces “vamos al mercado para preparar el almuerzo”
LA CONEXIÓN
El olor a leña y detalles rústicos hacen mis días completamente diferente. Estoy lista para conocer todo el lugar a pie: Las calles casi vacías y limpias, los árboles se mecen al ritmo del viento fuerte produciendo sonidos como el de las olas del mar cuando besan la orilla; mucho más allá los gallinazos sobrevuelan mi cabeza danzando en el cielo, un zorro en medio del camino siendo devorado por uno de ellos, las lagartijas verdes y rosadas, siendo estas últimas más escurridizas, ya que al parecer saben que son buscadas para preparar cebiche, comida propia del lugar.
La conexión de escenas fotográficas, que mi cerebro almacena en su memoria, con la sensación de respirar profundamente y ser feliz, es una mezcla difícil de olvidar, las ondas en la arena tibia causadas por el viento, observar un mosquito de grandes ojos y llamativo color rojo en un árbol de algarrobo de troncos fuertes y caprichosamente deformados, chacras enormes con variados productos y ganados hacen que la visión no termine en el horizonte. 
EL CHILALA
A las cinco de la mañana se escucha el canto de un ave que tiene el don maravilloso de construir de manera particular su nido, siendo el material principal el barro, totalmente cerrado como una esfera alargada con tan sólo un agujero que hace de puerta; es importante contar que la hembra trae todos los materiales y el macho lo construye, ellos estarán juntos para siempre.
LA CONSUELO
¿Y qué iba hacer? Yo creí que así tenía que ser. Mis hermanos me casaron sólo porque el hombre me miró y yo estaba sola en el campo recogiendo leña, ellos me encontraron cerca de él, era chiquilla. Yo no lo quería, nunca lo quise, pero tuve tres hijos. Hasta que un día en la puerta de mi casa lo esperaban dos maletas con todas sus porquerías “Lárgate de aquí, con estos ojos que se lo han de comer los gusanos, ¡yo te vi ¡ mal deseado, di ¡Lárgate mal hombre¡.
Ahora pues, coso ropa y mis hijos me han salido buenos.
EN BUSCA DE UN PRIMO
El olor a estiércol es necesario para dar el ambiente al camino de tierra entre dos chacras de arroz, una de ellas acabada de cosechar. Una joven de agraciado rostro y cabello desordenado, que el viento acaricia a su antojo, tiene el paso a prisa, soga en mano grita guiando a sus burros
Y cabras, un perro vigila las órdenes, yo me pierdo otra vez, giro la mirada en cuarenta y cinco grados y me encuentro con el rubio sol que refleja sus dorados rayos sobre los pastizales amarillos y otra vez el infaltable viento los roza tiernamente, para completar el cuadro, un árbol de follaje alto y escaso cuyo tronco hace su propia sombra, siendo el marco inicial de una composición con influencias de Van Gogh, yo soy feliz.
Entre el polvo, caballos, vacas y cercas de madera se acerca un hombre con sombrero, jeans y sandalias, de rostro colorado y sonriente. Es el primo.
EL CEMENTERIO
Siempre recorro los cementerios y busco al inquilino más antiguo, en esta ocasión es una mujer que nació en el año de 1813, antes de la independencia del Perú, y murió en el año 1903, imagino cuantas cosas ha podido vivir o ver, siendo mujer que fue de su vida, tomando en cuenta los cambios y el contexto social de la época.
EL CHILALA
A las cinco de la mañana se escucha el canto de un ave que tiene el don maravilloso de construir de manera particular su nido, siendo el material principal el barro, totalmente cerrado como una esfera alargada con tan sólo un agujero que hace de puerta; es importante contar que la hembra trae todos los materiales y el macho lo construye, ellos estarán juntos para siempre.
LA CONSUELO
¿Y qué iba hacer? Yo creí que así tenía que ser. Mis hermanos me casaron sólo porque el hombre me miró y yo estaba sola en el campo recogiendo leña, ellos me encontraron cerca de él, era chiquilla. Yo no lo quería, nunca lo quise, pero tuve tres hijos. Hasta que un día en la puerta de mi casa lo esperaban dos maletas con todas sus porquerías “Lárgate de aquí, con estos ojos que se lo han de comer los gusanos, ¡yo te vi ¡ mal deseado, di ¡Lárgate mal hombre¡.
Ahora pues, coso ropa y mis hijos me han salido buenos.
EN BUSCA DE UN PRIMO
El olor a estiércol es necesario para dar el ambiente al camino de tierra entre dos chacras de arroz, una de ellas acabada de cosechar. Una joven de agraciado rostro y cabello desordenado, que el viento acaricia a su antojo, tiene el paso a prisa, soga en mano grita guiando a sus burros
Y cabras, un perro vigila las órdenes, yo me pierdo otra vez, giro la mirada en cuarenta y cinco grados y me encuentro con el rubio sol que refleja sus dorados rayos sobre los pastizales amarillos y otra vez el infaltable viento los roza tiernamente, para completar el cuadro, un árbol de follaje alto y escaso cuyo tronco hace su propia sombra, siendo el marco inicial de una composición con influencias de Van Gogh, yo soy feliz.
Entre el polvo, caballos, vacas y cercas de madera se acerca un hombre con sombrero, jeans y sandalias, de rostro colorado y sonriente. Es el primo.
EL CEMENTERIOSiempre recorro los cementerios y busco al inquilino más antiguo, en esta ocasión es una mujer que nació en el año de 1813, antes de la independencia del Perú, y murió en el año 1903, imagino cuantas cosas ha podido vivir o ver, siendo mujer que fue de su vida, tomando en cuenta los cambios y el contexto social de la época.
EL MUELLE DE PACASMAYO
Existen lugares donde se pueden disfrutar mucho si la presencia de la gente es casi nula, este es el caso de la playa en Pacasmayo, cuya atracción es su muelle, muy antiguo por cierto; la misión es llegar hasta el final con una distancia de doscientos cincuenta metros mar adentro. El muelle está construido con unos troncos donde se puede apreciar el maltrato del tiempo y que necesita con urgencia su reconstrucción. La idea es no mirar hacía abajo porque parece que el mar te absorbe y alucinas que unos monstruos marinos gigantescos te esperan para devorarte.
El viento sopla con apasionada y mayor intensidad, siento que me arrastra, miro la línea entre el azul y el mar, me dejo llevar y extiendo los brazos, ahora cierro los ojos, estoy al borde del final del muelle. Arrojo mis flores y las olas del mar las alejan dirigiéndolas hacia las lanchas sujetadas con cuerdas que se mueven al capricho marino entre los brillos plateados de sus aguas. Yo soy feliz.
Existen lugares donde se pueden disfrutar mucho si la presencia de la gente es casi nula, este es el caso de la playa en Pacasmayo, cuya atracción es su muelle, muy antiguo por cierto; la misión es llegar hasta el final con una distancia de doscientos cincuenta metros mar adentro. El muelle está construido con unos troncos donde se puede apreciar el maltrato del tiempo y que necesita con urgencia su reconstrucción. La idea es no mirar hacía abajo porque parece que el mar te absorbe y alucinas que unos monstruos marinos gigantescos te esperan para devorarte.
El viento sopla con apasionada y mayor intensidad, siento que me arrastra, miro la línea entre el azul y el mar, me dejo llevar y extiendo los brazos, ahora cierro los ojos, estoy al borde del final del muelle. Arrojo mis flores y las olas del mar las alejan dirigiéndolas hacia las lanchas sujetadas con cuerdas que se mueven al capricho marino entre los brillos plateados de sus aguas. Yo soy feliz.
