Después de atrapar el sol en mi piel color canela y aventurar mis sentidos con un nuevo libro de un querido amigo, observo un singular atardecer; pinceladas artísticas creadas por una naturaleza capaz de sorprendernos siempre. Cuando el sol decide refrescarse en aguas saladas debes pedir un deseo, dice mi madre. Y cual niña obediente cumplo fielmente y disfruto de bellos segundos, que paradójicamente los siento eternos.
Buenas noches día, descansa, que mañana te necesito con energía, con el poder de soportar los abrumadores y excitantes pensamientos que mi cabeza crea.
Me acompaña ahora la noche, que puede servirme como un medio para valorar las acciones realizadas en el día, también para estructurar mi agenda mental para las horas siguientes. Pero debo confesar que hay algo que me fastidia constantemente, es más, hasta se siente en el estómago, algo que te comprime y quieres dejar de respirar, y dejo de respirar , pero mi sentido de supervivencia automáticamente avisa a mi cerebro primitivo donde se hallan mis instintos básicos y hace que reaccione, llenando mis pulmones otra vez con aire. Seguidamente, respiro con una fuerza realmente renovadora, cierro mis ojos e imagino el recorrido en mi aparato respiratorio con oxigeno que ingresa hasta mis alvéolos pulmonares, siento los latidos de mi corazón con sonidos profunda y deliciosamente graves, y sí, ¡estoy viva¡ , con la oportunidad de decir buenas noches día , descansa, que mañana te necesito con energía para amarte y disfrutarte más.
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