pensaba en acabar con las horas del reloj.
Y...
tú,
insistias en la calma de la laguna azul,
que los sueños plateados
brillarían más y más.
Y...
la tibieza de tu voz,
de tus manos, de tu abrazo
me alimentaban,
pero la ansiedad era ahora mi compañera
y tú eres el amor de mi vida.
tú,
que sabes amar,
que descubriste todo en mí,
tú,
cuyo reflejo perfecto
en el espejo
causante de la exitación más sublime
tú, sólo tú, mi hombre.
Y...
ahora que liberaron a la prisionera
de las grandes batallas
disfrutamos del brillo de la laguna azul.