El rubí - “Azul” - Rubén Darío
Y queriendo huir por el agujero abierto por mi maza de granito, desnuda y bella, destrozó su cuerpo blanco y bello, como de azahar y mármol y rosa en los filos de los diamantes rotos. Heridos sus costados, chorreaba la sangre; los quejidos eran conmovedores hasta las lágrimas. ¡Oh, dolor¡
Yo desperté, la tomé en mis brazos, le di mis besos más ardientes, más la sangre corría inundando el recinto y la gran masa diamantina se teñía de grana.
Me parecía que sentía, al darle un beso, un perfume salido de aquella boca encendida: el alma; el cuerpo quedó inerte.
La reina Mab - “ Azul”- Rubén Darío
Lo que es hoy romperé mis pincele. ¿ Para qué quiero el iris y esta gran paleta del campo florido, si a la postre mi cuadro no será admitido en el Salón? ¿Qué abordaré? He recorrido todas las escuelas, todas las inspiraciones artísticas. He pintado el torso de Diana y el rostro de la Madona. He pedido a las campiñas sus colores, sus matices he adulado a la luz como a una amada, y la he abrazado como a una querida. He sido adorador del desnudo, con sus magnificencias, con los tonos de sus carnaciones y con sus fugaces medias tintas. He trazado en mis lienzos los limbos de los santos y las alas de los querubines. ¡Ah pero siempre el terrible desencanto¡ ¡El porvenir¡ ¡Vender una Cleopatra en dos pesetas para poder almorzar¡
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