Desperté sudoroso, con el corazón que latía aceleradamente en mi huesudo pecho, reaccionando segundos después me di cuenta que aquel individuo vestido con lycra negra se había desvanecido. Me levanté despacio, mis pies se contrajeron al tocar el helado piso de cemento y el ladrido lejano de algún perro decoró auditivamente el espectáculo visual que tuve cuando abrí las oscuras cortinas de mi ventana, entonces divisé la desesperada silueta de una mujer escapando de un hombre de gran contextura, la luz amarillenta de los faroles, atenuada por la niebla espesa de la noche acentuó la situación escalofriante, cuando el tipo la sujetó de los cabellos, sentí el dolor de la joven, hasta parecía que los sinuosos y casi desnudos árboles querían defenderla con sus movimientos producidos por el viento. No sé como, pero dentro de mí emergió el alma de aventurero, caballero justiciero de damas desvalidas, salí corriendo y me sumergí en las profundidades de aquel parque.
¡ Maldición ¡ ¿ a quién estás buscando ? – Un tipo agredía a una mujer –
¿ De qué rayos estás hablando ? – Si aquí no hay nadie - Pero yo los ví…. estaban….
mi aliento se condensaba en el ambiente.
¡ Lárgate de aquí muchacho ¡
¿ Qué pasa temblequeas de miedo ? ¡ corre imbécil ¡
Giré mi cabeza desorientada y me hallaba completamente sólo.
Siempre recurro a la misma técnica, mi subconsciente me habla cuando estoy siendo perseguido por mis demonios.
Estaba paralizado.
Jamás me había movido de mi ventana.
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