BITÁCORA
LA SALIDA DE LIMA
Lima, 20 de febrero 2009
Terminal de buses, 10:45 p.m.
Por fin. Después de esperar un buen rato se encendían motores rumbo a Jauja, cierro los ojos y la bendición de rigor y disfrutar del viaje. Saliendo a la carretera central antes del pueblo de Corcona el tráfico se detuvo “¿Será algún huayco?” nunca supe que fue en realidad y proseguimos la ruta.
Nuestro acompañante fue la noche oscura y cerros mas negros todavía, las casas desaparecían poco a poco, reinando estructuras de piedras monumentales y escarpadas, los primeros túneles, puentes sobre ríos, más oscuridad, si existía algún punto de luz era de intermitentes mecánicas al paso y las frecuentes luces de vehículos en contra permitían ver algo al costado de la carretera.
Chocolates con almendras y la emoción no me permitieron dormir en toda la noche, logrando observar un cielo estrellado y luna sonriente con algo de neblina, más cerros colosales y se veía como los vehículos subían por la carretera “alucinante, despacio en las curvas por favor” . Altura máxima a 4,418 metros sobre el nivel del mar, algo de frío, para luego ver siluetas de las primeras poblaciones mineras como Santa Rosa de Sacco y La Oroya y otra vez la enigmática noche, luego aparecían otras pequeñas poblaciones mineras. Nada más, nada más “que silencio, despacio en las curvas por favor”. Luego el cielo se transformaba, fui tan feliz, “magnífico”, una profunda respiración y satisfacción pintó mi ser. Los cerros matizaban colores ocre, blancos y cobrizos, a lo lejos los oscuros, pastizales de ichu y cascadas brotando de verticales paredes de piedra , en mi mente tengo grabado lo que la naturaleza me obsequiaba, deseaba tener lienzos y pintura en esos momentos, bajar del bus en esa soledad, fresca soledad y perennizarlos en cuadros. “ la gente se despierta, se ríen y conversan”. Yo sentía que ahora soñaba y que el camino cambiaba por cielo celeste, eucaliptos, valles verdes, aisladas casitas con tejas rojas, rios, chacras, más árboles esbeltos que parecían gente conversando en alguna galería de arte contemplado los placenteros paisajes naturales. “Bienvenidos a Jauja. ¡Jauja¡” .
El amor de mi vida tomaba mi mano y acompañaba las magníficas escenografías pictóricas de la sierra peruana. “Vamos amor, a estirar las piernas”.
Mochilas en las espaldas y buscar hospedaje para arrancar el día…….
Vista de una de las lagunas en el trayecto a Jauja, a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar.
camino a Jauja
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