La lluvia no cesaba lo que hacía del camino un recorrido imborrable. Llegamos al convento de Ocopa, fuimos recibidos por un reconfortante silencio y escoltados por unos jardines a los costados. Este convento está ubicado a unos 3350 metros sobre el nivel del mar, fue fundado en 1725 por el padre Francisco de San José como convento misionero para evangelizar los pueblos nativos de la selva. En la actualidad es un importante centro religioso, cultural y turístico en el valle del Mantaro.
Ocopa tiene valiosas obras artísticas, altares barrocos hechos en alto relieve en piedra de Huamanga, colecciones de pinturas coloniales en magnífica conservación, su famosa biblioteca con más de 30000 volúmenes, un museo de historia natural y más.
Mientras esperábamos el turno para la visita guiada, recorrimos el cementerio público, cuyo residente más antiguo data del año 1853 y otra cosa curiosa es el más joven, que murió cuando tenía solo 12 años de edad. La lluvia ya no caía, pero quedaban rezagos en los filos de los techos, que caían gota a gota; residuos de agua en el suelo, el tímido sol asomaba por la tarde, algo pálido; las urnas de color blanco amarillento con sus frentes escritos con fechas y nombres daban un ambiente exquisitamente fúnebre.
Prohibido fumar y tomar fotos, fue la primera indicación de la guía. El convento está compuesto de varias áreas a visitar, entre ellas los claustros de los franciscanos, cuyo centro era un patio con un árbol de olivo con cien años de vida, uno de los claustros que me llamó la atención fue uno el comedor de los fra¡les decorado con un mural misionero artístico, que cubre las cuatro paredes y el techo, muy estimulante y colorido de estilo selvático diseñado por Josué Sánchez, un pintor huancaíno, narrándonos la historia de Ocopa y la vida de los frailes en la selva. La pinacoteca del convento es del siglo XVIII y IXX de las escuelas cuzqueña y cajamarquina, lienzos de grandes dimensiones, todas de inspiración religiosa. Puedo respirar el arte colonial.
Copias idénticas de pintores como Giotto, Velásquez y Murillo y acuarelas que expresaban el sentir de su autor el padre Lorenzo Pelosi , gran artista de estas obras.
Mi ser ya estaba bastante emocionado con esta experiencia, ¿Qué iba a suceder cuando ingresara a la biblioteca? Los volúmenes ubicados de tal forma que al entrar uno se sentía tan pequeño ante tanto conocimiento, observar los llamados “incunables”, que son libros originales que datan su impresión desde que existe la imprenta, descubrir libros de pintura japonesa y china, es una lástima no poder tomar fotos. Un dato importante es que puedes solicitar permiso para sacar cualquier libro y leer in situ. Ahora podía oler la historia.
El museo de arte natural, causó en mí sentimientos encontrados. Uno, el hecho de ver aquellos animales disecados con la mirada en la nada me fastidiaba, pero el saber que es una forma de mostrar la naturaleza, es aportar con la historia de un lugar: lagarto de seis metros de largo, venados rojos, paiches enormes, monos de todo tipo, insectos, mariposas que jamás en mi vida había visto, etc.
Como parte de la visita se muestra la construcción del primer convento de Ocopa conservado tal como lo edificara su fundador en el siglo, realmente se observa con el diseño, que los frailes tenían una vida rigurosa y austera. Antes de salir, si quieres puedes tocar una campana, se dice que al hacerlo pides un deseo con mucha fe y éste se cumplirá. Tammm, tammm, tammm.
Al frente el sol tibio de la tarde hacía sombras verticales con los árboles, la sensación de paz, el haberse alimentado de historia y arte; eran el complemento perfecto. Abandonábamos el convento….satisfechos.
Datos adicionales:
La entrada al museo es de cinco nuevos soles, se atiende todos los días, menos los martes, de 9 a 1pm. Y de 3 a 5pm., lleven cuaderno, lápiz o lapicero para anotar datos.
Ocopa tiene valiosas obras artísticas, altares barrocos hechos en alto relieve en piedra de Huamanga, colecciones de pinturas coloniales en magnífica conservación, su famosa biblioteca con más de 30000 volúmenes, un museo de historia natural y más.
Mientras esperábamos el turno para la visita guiada, recorrimos el cementerio público, cuyo residente más antiguo data del año 1853 y otra cosa curiosa es el más joven, que murió cuando tenía solo 12 años de edad. La lluvia ya no caía, pero quedaban rezagos en los filos de los techos, que caían gota a gota; residuos de agua en el suelo, el tímido sol asomaba por la tarde, algo pálido; las urnas de color blanco amarillento con sus frentes escritos con fechas y nombres daban un ambiente exquisitamente fúnebre.
Prohibido fumar y tomar fotos, fue la primera indicación de la guía. El convento está compuesto de varias áreas a visitar, entre ellas los claustros de los franciscanos, cuyo centro era un patio con un árbol de olivo con cien años de vida, uno de los claustros que me llamó la atención fue uno el comedor de los fra¡les decorado con un mural misionero artístico, que cubre las cuatro paredes y el techo, muy estimulante y colorido de estilo selvático diseñado por Josué Sánchez, un pintor huancaíno, narrándonos la historia de Ocopa y la vida de los frailes en la selva. La pinacoteca del convento es del siglo XVIII y IXX de las escuelas cuzqueña y cajamarquina, lienzos de grandes dimensiones, todas de inspiración religiosa. Puedo respirar el arte colonial.
Copias idénticas de pintores como Giotto, Velásquez y Murillo y acuarelas que expresaban el sentir de su autor el padre Lorenzo Pelosi , gran artista de estas obras.
Mi ser ya estaba bastante emocionado con esta experiencia, ¿Qué iba a suceder cuando ingresara a la biblioteca? Los volúmenes ubicados de tal forma que al entrar uno se sentía tan pequeño ante tanto conocimiento, observar los llamados “incunables”, que son libros originales que datan su impresión desde que existe la imprenta, descubrir libros de pintura japonesa y china, es una lástima no poder tomar fotos. Un dato importante es que puedes solicitar permiso para sacar cualquier libro y leer in situ. Ahora podía oler la historia.
El museo de arte natural, causó en mí sentimientos encontrados. Uno, el hecho de ver aquellos animales disecados con la mirada en la nada me fastidiaba, pero el saber que es una forma de mostrar la naturaleza, es aportar con la historia de un lugar: lagarto de seis metros de largo, venados rojos, paiches enormes, monos de todo tipo, insectos, mariposas que jamás en mi vida había visto, etc.
Como parte de la visita se muestra la construcción del primer convento de Ocopa conservado tal como lo edificara su fundador en el siglo, realmente se observa con el diseño, que los frailes tenían una vida rigurosa y austera. Antes de salir, si quieres puedes tocar una campana, se dice que al hacerlo pides un deseo con mucha fe y éste se cumplirá. Tammm, tammm, tammm.
Al frente el sol tibio de la tarde hacía sombras verticales con los árboles, la sensación de paz, el haberse alimentado de historia y arte; eran el complemento perfecto. Abandonábamos el convento….satisfechos.
Datos adicionales:
La entrada al museo es de cinco nuevos soles, se atiende todos los días, menos los martes, de 9 a 1pm. Y de 3 a 5pm., lleven cuaderno, lápiz o lapicero para anotar datos.
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